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De golpes de estado y otros gajes

 

Luego que ha salido el informe de la Comisión de La Verdad, hemos podido leer con detalle los testimonios de quienes estuvieron de uno u otro bando en lo que fue la crisis democrática de Honduras en los últimos dos años.

El informe no dice muchas cosas que no supiéramos, la gran conclusión es que todos son culpables de algo que ya está amnistiado.  Pero no deja de ser productivo leer los testimonios de las personas que aparecen allí, y que nos despeja dudas de quién fue quién en el proceso, así como la manera como los medios ocultan información cuando les conviene y la interpretan de acuerdo a la rueda de su molino.  También el informe ha llamado golpe a lo que es golpe y ha definido debilidades existentes en la institucionalidad y legislación… ya veremos que se hace con esto.

Después de dos años de malestar, en el que todos sufrimos de una u otra manera las intolerancias de unos pocos, está por verse si realmente el resultado productivo es favorable en una pizca.  Sin embargo el daño al bipartidismo que se pueda causar con la conformación de nuevas fuerzas políticas es a mi criterio el mejor resultado.  Ahora falta ver como estos movimientos comienzan a hacer contrapeso, se depuran a sí mismos y formalizan sus intenciones en propuestas sólidas hacia el combate de la corrupción, el clientelismo político y el desarrollo económico.

Hablar con un amigo que perdió su empleo por causa directa del golpe, pues  la transnacional para la que trabajaba alzó vuelo como parte de sus políticas de no invertir en un país políticamente inestable, y decirle que hay ganancia de esto casi me ha costado la amistad.  Sobre todo porque de eso ya hace dos años, tiempo que ha invertido en buscar un nuevo empleo con el esfuerzo mismo como si ese fuera uno.

Son cosas que suceden de forma particular en ambos bandos.  La óptica de quienes nos refugiamos detrás de nuestras ocupaciones puede ser fría, y no debería, pues la pasividad suele ser una forma de vida por el exceso de neutralidad.  Como sea, hay que encontrar espacios de participación, porque nadie quisiera que después de pasar por tanto todo vuelva a quedar igual.

Ojalá y venga para bien, con las convulsiones necesarias, pero sin los extremos que me obligaron a migrar un día, y que volvería a hacer por la misma razón… la familia.  Enfrascarse en la lucha y preocupación por ese tema es una actitud a cuidar estratégicamente; no hay que perder la óptica del contexto, no hay que dejar de disfrutar las cosas satisfactorias que causan nuestras relaciones familiares por asuntos que son consecuencia de años de mala praxis y que no cambiarán de la noche a la mañana.

Hay que ser optimistas, pero no ciegos; recordando que en estos países, el pueblo puede batirse a palos en las calles en pleitos, desfiles y manifestaciones que traen divisiones familiares a veces irreconciliables… puede incluso irse a la montaña tomando las armas y al final, arriba cuatro se ponen de acuerdo y arreglan todo con un abrazo público.

Así que…

Me he tomado la tarde para ir al parque, disfrutar Air1 desde la Ipad, tomar varias fotos de mis criaturas en las maniobras de sus bicis y maromas en el árbol.  Pareciera ayer que les enseñé a dar sus primeros pedaleos.

Luego apagué la tableta, guardé el móvil en el carro, y nos acostamos sobre el pasto para ver figuras en las nubes con la misma inocencia que yo lo hacía hace 30 años… aunque ahora hay más figuras de Marvel y Capcom que animales de zoológico.  Eso y los toques al alma de la chica que alumbra mis ojos, definitivamente no conoce de golpes de estado.

Con este artículo doy por cerrado el tema del golpe de estado, del que hablé una, otra, y más de otra vez.

Si lo vuelvo a abrir, será porque haya otro golpe… que podría ser en un par de meses por lo que dice el Coronel Buendía en sus ratos de Lucidez.

 

geofumadas: Editor de Geofumadas
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