La administración de la Tierra es, actualmente uno de los principales retos de los países. No es una aspiración nueva, pues su función está más que explícita en los artículos principales de la constitución y las diferentes leyes que rigen la relación de los pobladores con los recursos públicos y privados de la nación. Sin embargo, existe una tendencia internacional para la conformación de sistemas nacionales que consoliden una política nacional en la que se puedan aprovechar las ventajas que ahora ofrecen las tecnologías, los requerimientos de la globalización y por supuesto la demanda de los pobladores por la eficiencia de los servicios públicos.
De buena fuente he sido informado que actualmente Colombia está en proceso de adopción del ISO 19152, conocido como Land Administration Domain Model. El LADM más allá de ser un estándar de aplicabilidad mundial, es resultado del consenso de muchos especialistas en materia de administración de propiedad, sacado a partir del estudio de cómo lo hacen diferentes países del mundo en consecuencia de aquella declaración de 1998 que rezaba el reemplazo de los esquemas tradicionales de catastro por el uso de modelos. Esta es la principal razón por la que el LADM no puede ser desconocido por los profesionales vinculados a las ciencias de la tierra y en el caso de Colombia como es de esperar, no está siendo visto en sí mismo una solución, pero desde una óptica de semántica espacial, como un facilitador para la implementación de una política nacional para la administración no sólo de los derechos de la tierra sino en general de los diferentes bienes de la nación.
Hago mención del caso Colombia, porque habrá que estar pendiente de su avance, como un interesante ejercicio que indudablemente será visible más allá del contexto latinoamericano. En la primera fase que ha iniciado en el segundo semestre de 2015 se ha evidenciado no solamente el reto que implica alinear diferentes instituciones relacionadas con la gestión de los bienes materiales e inmateriales de la nación; también sale a relucir el evidente liderazgo y madurez que han adquirido instituciones como el Instituto Agustín Codazzi, la Superintendencia de Notariado y Registro y, la influencia de la cooperación internacional buscando internacionalizar las buenas prácticas.
Geofumar en el LADM me parece una decisión acertada, ante los retos que implica transversalizar la planificación y uniformar las acciones de instancias como el Programa de Formalización de la Propiedad Rural, Unidad de Restitución de Tierras, el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural INCODER y los catastros descentralizados que en algunos casos me parece tienen mejores condiciones que la instancia nacional ante la necesidad de adaptarse a los cambios.
Tendencias internacionales en administración de tierras.
Debo insistir que la Administración de Tierra no es una ciencia desconocida para la mayoría de profesionales del sector Catastro-Registro-Ordenamiento Territorial; será novedoso el hecho de entender modelos UML sobre los que se presenta el estándar LADM y la forma de llegar a materializarlo un esquema institucional que ya existe y ante plataformas tecnológicas funcionando. Así que, para complementar este artículo, rescato el valor de las tendencias irreversibles en materia de Administración de Tierras que se han presentado en uno de los talleres de la fase actual y de las que apenas puedo hacer comentarios que rayan en el filo de lo obvio pero que representan los principales retos del proceso colombiano.
La descentralización de los procesos de actualización de la información, desde los niveles centrales hacia los gobiernos locales, bajo una óptica de responsabilidad no solo en materia de catastro fiscal sino también jurídico.
- La incorporación de sistemas transaccionales mediante los cuales se controla la operación de las relaciones de tenencia entre las partes interesadas, incluido el gobierno en los objetos que representan derechos de interés público. Un aspecto interesante de esta tendencia, es que la centralización no implica más burocratización, puesto que se complementa con la primera tendencia, en la que los operadores de las transacciones son los gobiernos locales, los entes privados y las personas por individual; pero operando sobre sistemas transaccionales de control nacional.
- El uso de bases de datos con historial de datos administrativos y geométricos, modelados tanto en el almacenamiento de fuentes documentales como en el versionado espacial. Esto implica no solo hacer investigación territorial o planes de ordenamiento, sino modelar su extracto en miras de tener una aplicabilidad sobre la propiedad inmueble y con referencia hacia su versión vigente.
- El uso de modelos de datos estandarizados independientemente de plataformas tecnológicas, adoptando estándares que conceptualizan el modelo lógico del que proviene tanto el modelo físico como los procesos; sin importar si se utiliza software privativo o libre.
- Arquitectura orientada a modelos, conocida en inglés como MDA (Model driven architecture). Aspecto nada sencillo, por la urgencia de la interfaz humana para alimentar datos y el riesgo de morir en el tiempo sin victorias tempranas que justifiquen los costos de cambio de mentalidad.
- Integración de derechos de tierra, uso de suelos y planificación territorial, simplificado en la relación Objeto-Sujeto-Derecho, pero ampliado a un esquema que permita ver la relación de derechos más allá de lo que la ley define de forma explícita y pudiendo ser aplicable a propiedad material e inmaterial.
- Visión del Catastro desde una óptica de ciclo de vida, con la obligatoriedad de pensar en el 3D, que si bien no es una urgencia de visualización ante la incapacidad por finalizar la cobertura 2D, debe ser incorporada aun a nivel administrativo por la urgencia urbana de la propiedad horizontal y la necesidad de estar listo para el 4D, no solo desde una óptica BIM sino porque la relación ene el tiempo solo ocupa automatización.
- La orientación hacia la sencillez y facilidad de uso, lo que implica despenalizar la propuesta de Banco Mundial en finalizar el catastro del mundo en el corto plazo utilizando el puntoparcela como base urgente pero integrada al registro de la propiedad, relegando la precisión para cuando tengamos tiempo –y plata-. Para entonces quizá nos demos cuenta que el mundo entero ha hecho el resto al estilo OpenCadastreMap.
- La integración multidisciplinar de las personas vinculadas a la administración de tierras, cada quien haciendo lo suyo, en su sistema, pero replicando en un modelo de intercambio de datos bajo estándares de interoperabilidad. Por supuesto, esto implica no ver la tecnología como un fin en sí mismo sino como una forma de alcanzar un objetivo identificado; implica ir agregando actores de forma gradual, evitando desechar los especialistas de experiencia por su incompatibilidad con la tecnología, pero también potenciando el recurso joven para estar listo para tomar el relevo en la ruta que seguro tomará varios años.
-
El reto de Colombia con el LADM
Sugiero como ejercicio mental de aplicación general, darle un seguimiento a lo que hará Colombia, que para ser honesto no lo tiene fácil, pero que con la voluntad política y persistencia por los altos objetivos de la nación seguro sabrán sacar provecho de las oportunidades que ahora se presentan –que ya quisieran tener otros países– entre las que se vislumbran:
- La incorporación del derecho público como un registro más que exprime la riqueza cartográfica y la convierte en derechos, restricciones y responsabilidades tanto de los entes públicos como de las partes privadas.
- El desarrollo de proyectos pilotos de catastro multipropósito, bajo una visión de simplificación de una ficha catastral mediante la delegación de responsabilidades de la actualización de datos.
- La conformación de un nodo de Administración de Tierras dentro de la Infraestructura Colombiana de Datos Espaciales ICDE, como modelo que va más allá de la disposición de geoportales de datos estandarizados.
- La actualización de metodologías que simplifiquen la actuación de los gobiernos locales y la dependencia de políticas centrales, especialmente en lo referente al avalúo catastral, pero también la apertura a los métodos de levantamiento, simplificando lo «cool» de la complejidad y la precisión por la preeminencia de mantener datos actualizados.
- La tenacidad por batallar con el polígono, ante el inevitable escenario del país en utilizar ESRI casi como una versión geomática de Dios y la tozudez de los fumados del ISO-19152 por mantener el arco-nodo como la única manera primitiva de explicar el universo.
- La integración de Catastro y Registro en un sistema transaccional único, en el que es posible ver no solamente quien es una persona natural/jurídica/pública sino también los derechos consolidados en materia de propiedad inmueble, su geometría y gravámenes jurídicos y administrativos. Este reto, más allá de la transformación institucional –que no es urgente-, implica un cambio de mentalidad en la visión global de los registros, como una responsabilidad del estado, más allá de la intervención urgente de proyectos con buena intención pero con la aspiración de converger en políticas públicas de interés nacional.
- La visibilidad internacional del LADM platanizado a las particularidades de lo que por muchos años han hecho los colombianos.
La lista de deseos es interminable y en el buen sentido de lo real, hasta utópico. Pero esa misma sensación le sucedió a cualquiera hace 14 años cuando su mentor le facilitó dos documentos que habrán cambiado su forma de ver el mundo; sobre todo si estos documentos fueron el borrador de Propuesta Catastro 2014 de la FIG y el abstracto de Chrit Lemmen «Core Cadastral Domain Model«.